En el artículo de hoy dedicaré unas líneas a hablar sobre esos autores y artistas que han sido grandes referentes y que han marcado un antes y un después en mi carrera profesional.

Una primera etapa estaría marcada por mi etapa formativa en Sevilla; una etapa llena de enseñanza e inspiración en la capital andaluza.
La segunda etapa llega con mi traslado a Italia, con motivo de la concesión de la Beca de Roma, permitiendo un desarrollo en conocimientos técnicos y un contacto directo con un ambiente cultural fantástico y que siempre recordaré.
Juan de Mesa y Ortega Brú: los imagineros del dolor
Mi etapa en Sevilla es el primer paso que di para formarme como escultor. Sevilla es donde empecé mi etapa formativa en la Facultad de Bellas Artes, una ciudad a la que llegué como alumno desde Andújar y en la que me encontré con un universo barroco magnífico.
Empezaría nombrando a Juan de Mesa, que junto con Ortega Brú son los grandes imagineros del dolor. Me disciplino en imaginería religiosa, por lo que mis referentes son los más hondos y profundos en esta materia.
Por su hondura teológica e innovación está Juan de Mesa, un gran imaginero del barroco sevillano, que con su profundidad en esas cabezas fabulosas de Cristo y su tratamiento anatómico, encabezó un lugar principal en mi aprendizaje.
Por otro lado, Luis Ortega Brú por ser ese imaginero contemporáneo y que tan imitado ha sido por su patetismo y fuerte personalidad. Recordemos obras como Cristo de la Caridad de Santa Marta y Yacente del Baratillo.
Además de estos dos imagineros, en aquella época conocí el arte de Baldomero Romero Ressendi, quien también estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Fue uno de mis grandes referentes por ser un pintor y dibujante sin par y fuera de lo común. Un artista bohemio y genial hasta el día de su muerte.
En estos años, otro de mis grandes referentes fue Duque Cornejo, un barroco sevillano que esculpía los paños de manera exuberante, jugando con sus plegados y movimientos.
Por último, D. Antonio Dubé de Luque, imaginero contemporáneo, con el que conocí el diseño y aquel que siempre tendré en el recuerdo y al que debo gran parte de mi formación. Ya te contaba sobre ello en mi artículo sobre la historia del Cristo de la Clemencia, mi primera obra y trabajo de juventud, de cuando era discípulo suyo y cómo sus diseños únicos y personales aportaron un aire fresco y creativo dentro de la tradición de la Semana Santa de Sevilla.


Fuerza y pensiero desde Italia
Una vez terminada mi etapa en Sevilla, conseguí la Beca de Roma (Academia Española). Creo que fue muy importante la imagen del Santísimo Cristo de la Clemencia de Pino Montano de Sevilla, junto a unos trabajos en mármol que ya empezaba a hacer por aquella época.

Aquel año fue un año fantástico que no olvidaré, y que marcó para siempre mi vida, dedicándome de lleno a la escultura. Fue un año decisivo en mi carrera porque gracias a aquello, adquirí una fuerza y un pensiero (como dicen los italianos) que persiste hasta hoy día.
Lo realmente destacable de esta etapa es el contacto con los compañeros en la Academia Española y el ambiente cultural y de elaboración de ideas y conocimientos; sobre todo en los campos de la arquitectura y la arqueología.
En el próximo artículo te contaré más sobre otros referentes y momentos especiales vividos en Italia y que forman parte de mi trayectoria profesional. Más concretamente, sobre el conocimiento y maduración artística en arquitectura y arqueología, que marcan lo que trabajo a día de hoy.
Puedes acceder haciendo clic en: Referentes del arte – Parte II
-M.López