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Basílica y Sagrarios – De la mano del obispado y los padres trinitarios, se propusieron realzar el templo serrano y adaptarlo a los cánones litúrgicos. Además, se habilitó como capilla lo que hasta ese momento era un pasillo de acceso. Cálidos materiales como la piedra de Porcuna y la cerámica esmaltada, fundiéndose de forma armónica con el granito ya presente en la reconstrucción del Santuario, se emplazó este Sagrario.
Altar y Sede – Una obra tridimensional y que nos anima a descubrir su rico mensaje, con un continuo cambio de materiales y generando equilibrio cromático. Se entrelazan elementos tan diferentes como la plata, bronce patinado, esmaltes, pedrería, así como la piedra del ara juntos con la policromía y el dorado de la imagen central de Cristo Resucitado.
Baptisterio y Presbiterio – La forma arquitectónica y el sentido litúrgico, así como desde el sano principio de la integración y el conocimiento hacia un grandioso templo y respetando su idea original, se acometió estas obras en la Catedral de Jaén, situándolas en su forma correcta y lugar de celebración.