Eran los años 80 cuando me encontraba trabajando en una de mis primeras obras artísticas. Aún recuerdo su proceso creativo que tan importante es para mi en toda obra artística.
Hace pocos días subí a las redes sociales algunas imágenes sobre el Santísimo Cristo de la Clemencia y, ante la buena acogida y posteriores conversaciones que suscitó, hoy quería reunir en unas mismas líneas su origen y proceso, así como compartir contigo mi visión de este trabajo.
El proceso creativo
Quien ya haya trabajado conmigo conoce bien las fases que llevo a cabo desde principio a fin, siendo la primera de ellas un estudio previo y consciente de lo que significa la obra que va a crearse.
La primera fase de toda obra es la visión, después le sigue la conceptualización y su significado para finalmente terminar en una tercera fase de creación.
Ya desde que era un niño dibujaba en los libros con la intención de plasmar lo que se me venía a la cabeza. Esa visión ha dado lugar, a lo largo de los años, al desarrollo de obras al servicio de los demás, desembocando en la creación de piezas artísticas a través del uso de diversos materiales, el cromatismo alegre y la fusión con el medio en cuestión.



Santísimo Cristo de la Clemencia
Más concretamente, la historia del Cristo de la Clemencia es mi primera obra, un trabajo de juventud, de cuando me encontraba en la Facultad de Bellas Artes y era discípulo de D. Antonio Dubé de Luque, brillantísimo y personal diseñador de la Semana Santa de Sevilla, creador de tendencias. Sus diseños únicos y personales aportaron dentro de la tradición un aire fresco y creativo en el campo de la concepción de bordados, orfebrería, diseño de canastillas, etc. Sólo recordar ejemplos ya clásicos como la Hermandad de los Servitas, Nervión, Palio del Rocío y Resucitado, entre otros.
En relación con algunas preguntas sobre si el Cristo de la Clemencia se inspiraba en el venerado en la capilla del Museo de Sevilla, he de decir que la contorsión del Cristo es propia de un barroco pleno, tardío, y que efectivamente nos hace recordar de manera local a lo referido por la persona que se interesaba por esta escultura, incuestionable. Pero mi referencia, en aquel momento de formación en la facultad, me hacía recordar los portentosos diseños de Miguel Ángel… Mis trabajos se dirigen al afán de mover y de barroquizar las formas que se encuentran en los dibujos de crucificados de Miguel Ángel Buonarroti, uno de los grandes maestros italianos del Renacimiento.
Curiosidades técnicas:

La obra fue un atrevimiento de juventud, pues a temprana edad planteé un proceso de talla directa sobre un bloque de madera ensamblada por Francisco Bailac, que tenía su taller en la calle Castellar de Sevilla.
La madera se compró en la empresa García Miña, en la zona de la Macarena, cercana a la calle Feria. Se trataba de un metro cúbico de cedro guatemalteco, seco y fantástico, que proporcionó un rendimiento como no he conocido jamás.
Este procedimiento (la talla directa) es muy arriesgado, pues exige una visión de las formas muy certeras, sin margen para rectificar. El resultado fue una obra cargada de movimiento y un modelado al límite que le confieren ese dinamismo tan personal y barroco.
La Cruz fue ensamblada por Vicente Serradilla, a la sazón carpintero y hermano de la cofradía en aquellos años, que trabajaba casualmente en la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. En los talleres de la propia Facultad, la Cruz fue ensamblada y posteriormente tallada por mí.
La obra se talló a caballo entre los veranos, durante mis estudios; primero, en la casa de mis padres en Andújar y el resto del año, la obra se trasladaba a mi piso de estudiante en la calle Arfe (Arenal de Sevilla). Posteriormente y hasta su finalización, en la calle Lanza, junto a la iglesia de Santiago de Sevilla.
En cuanto a su localización, se hizo para el barrio de Pino Montano en Sevilla para la agrupación cofrade llamada Asociación Clemencia y Fe y que transitan por el barrio días antes a la Semana Santa de Sevilla. Esta Asociación tiene sus orígenes en 1986 en el Colegio Virgen Milagrosa.
Así que, como ya te contaba hace algunas semanas, creo que es importante disfrutar del proceso creativo y salir de todo aquello que esté mecanizado y poder formar parte de proyectos tan personales y personalizados como este.
– M.López